Los implantes dentales son la mejor solución para la sustitución permanente de una o más piezas dentales. Son pequeñas fijaciones de titanio que se colocan en el interior del hueso. La colocación se realiza con anestesia local y por tanto, es un tratamiento indoloro. Los implantes dentales están destinados a sustituir la raíz del diente perdido. Tienen forma roscada y se fabrican de titanio, un material biocompatible con nuestro organismo. Actualmente y desde hace años, es la forma más conservadora para sustituir uno o más dientes perdidos.**

Una vez se coloca el implante, es necesario esperar entre 6 a 10 semanas para que se realice la osteointegración. De esta manera el implante se une al hueso manteniéndose fijo. Transcurrido este tiempo se podrá colocar la prótesis dental pasadas unas semanas.

¿Qué pasa cuando pierdo un diente y no lo repongo?

Pasados 4 meses después de la pérdida de un diente, los dientes vecinos van a empezar a moverse lentamente. Los dientes antagonistas (los de la arcada contraria) van a extruirse ocupando el espacio que antes correspondía al diente ausente y los dientes de los lados se inclinan para ocupar ese espacio. Esto provoca que engranemos de manera diferente por lo que, aceleramos el desgaste de los dientes en boca y pueden surgir problemas de la
articulación mandibular (aunque es poco frecuente). Lo ideal es reponer el diente perdido para que no se desestabilice la oclusión dental.

** Si el paciente lo desea, se puede utilizar la sedación inhalatoria o sedación consciente para realizar el tratamiento.
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